Son pesados, difíciles de sobrellevar. Amordazan, no dejan respirar. Silencio y sospecha, no se llevan bien. Hijos secretos,"queridas", muertes disfrazadas, cosas que no deben blanquearse, que no deben saberse porque sino, ¡¡tiembla la familia!!!
Los secretos conspiran contra el grupo familiar: causan angustia, se guardan en el fondo de un cajón oscuro. A pesar de todo, se intuyen pero no se dicen. En toda familia es probable que se guarde celosamente un amenazador secreto: se calla, se tapa para evitar dolor, pero a la larga crea penas aún más grandes.
No termina ahí, según Las Constelaciones Familiares creadas por Bert Hellinger, un hecho silenciado en una generación, puede literalmente estallar en las siguientes.
¿Cómo revelar este secreto tan celosamente guardado por tanto tiempo? ¿Quién lo pondrá en palabras? ¿Cuándo se revelará? ¿Cómo? Es recomendable prestar mucha atención al momento, a quién se va a revelar lo oculto, y cuánto, el que escuche, está preparado para saber. Son factores relevantes para tomar una decisión tan importante: para el que escucha y para el que revela.
¿Qué pasa con aquéllos que crecen en un mundo de secretos? Lo ocultado, tiene efectos traumáticos en los que fueron privados de su derecho a la verdad: malestar general, conductas desadaptativas, ataques de pánico, enfermedades graves, etc.
Puede que el secreto muera con su custodio, o puede que reaparezca un hecho sepultado, puede que algo silenciado se verbalice, todo es posible. Lo cierto es que se ha comprobado y estudiado tantas veces, que los secretos no lo son tanto porque pesan, influyen, dañan. Se sienten. Están presentes, aunque no se digan. Hacen mal.
Susana Olmos
Consultora Psicológica
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Hace 1 mes
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